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Consejos prácticos para mejorar la circulación


Los problemas circulatorios, tanto arteriales como venosos, son una constante en la sociedad española, especialmente aquellos relacionados con la circulación periférica, que originan varices y arañas vasculares. Sin embargo, existen otros trastornos derivados de las alteraciones en la circulación mucho más graves, que pueden llegar a provocar infartos y gangrena. Para evitar estas enfermedades, es importante llevar una vida sana y, por ende, una alimentación adecuada y saludable.


1. Causas de los problemas circulatorios

La "mala circulación" es una expresión popular muy arraigada, totalmente incorrecta e inadecuada, que hace referencia a las molestias derivadas de un mal funcionamiento del sistema circulatorio, es decir, a los problemas arteriales y venosos.

La causa más común de las alteraciones circulatorias arteriales es la denominada aterosclerosis, y consiste en un proceso degenerativo que no tiene tratamiento curativo y que provoca la obstrucción en las arterias con el consiguiente cese de aporte sanguíneo en ciertas partes del cuerpo, originando graves consecuencias como: infarto de miocardio, infartos cerebrales, gangrena en los dedos, etc.

Por otro lado, muy diferente y menos grave para la salud de quien lo padece, es la "mala circulación" derivada de alteraciones en el retorno venoso. Cuando estamos de pie y quietos, las venas tienen unos dispositivos valvulares que no permiten que el peso de la sangre se transmita a los pies. Si estas válvulas cierran mal, el aumento de la presión provoca, entre otros síntomas, pesadez, cansancio, dolor e hinchazón en las piernas, lo que puede llevar a la aparición de varices en las extremidades inferiores. Estas alteraciones también pueden derivarse de episodios de trombosis de las venas de las piernas.

Por último, conviene tener en cuenta que en ocasiones se tienen síntomas parecidos de pesadez y edema (piernas hinchadas), sin que la circulación esté mal. Esta situación posiblemente se debe a factores ambientales (calor, altitud, humedad...), laborales (trabajar de pie un número elevado de horas o sentados sin movilidad...), hormonales (retención de líquidos), o personales (obesidad, vida sedentaria).


2. Consejos para favorecer la circulación

Tanto si el problema es por falta de adecuado aporte de sangre arterial como por insuficiencia venosa, el ejercicio diario es uno de los factores más beneficiosos para la mejora de la circulación. Caminar una hora al día ayuda a la circulación mediante las contracciones musculares que actúan como impulsoras en las venas y aumentan el flujo circulatorio en los lechos arteriales.

En el caso concreto de insuficiencia venosa o de piernas cansadas, la utilización de medias de compresión y descanso según los grados puede mejorar la calidad de vida. El drenaje postural con elevación de piernas en algún momento del día también ayuda a mejorar el cansancio y el edema. En algunos casos, la solución más acertada es dormir con una ligera elevación de los pies en la cama.


3. Alimentación adecuada

Ningún alimento de forma específica favorece estatus circulatorios determinados. Sin embargo, está demostrado que seguir una dieta equilibrada y evitar las grasas saturadas que dañan las paredes arteriales puede impedir la aparición de placas de ateroma que terminan obstruyendo las arterias. Así, la dieta mediterránea es una de las más aconsejables por su rica aportación de legumbres, hortalizas, frutas y otros alimentos ricos en fibra que favorecen la absorción de grasas en el intestino.

El consumo de grasas poliinsaturadas como los aceites vegetales o el pescado azul también son muy recomendables para este tipo de trastornos circulatorios. Además, se debe ingerir un adecuado volumen de líquidos diario en forma de agua, infusiones o zumos y evitar el consumo excesivo de sal en las comidas, sobre todo, por aquellas personas que son hipertensas.


4. Hábitos que dañan nuestro sistema circulatorio

Se debe abandonar de forma radical el tabaco. La nicotina y los productos de la combustión del cigarrillo y la pipa dañan la pared de las arterias de forma, a veces, irreversible. Los efectos vasoconstrictores del café o del té pueden estar restringidos en algunas enfermedades circulatorias, al igual que el abuso del alcohol.

5. Consejos del experto

El enfermo debe saber que para tratar los problemas circulatorios, al ser afecciones degenerativas sin tratamiento de su causa primaria, lo más aconsejable es evitar o tratar los factores de riesgo conocidos de dichos procesos: dieta, ejercicio moderado (paseos), evitar el tabaco, evitar la obesidad, tratar la hipertensión y la diabetes.

Por último, decir que los casos de "mala circulación" deben ser siempre valorados por los expertos. La angiología y cirugía vascular es la especialidad que se encarga de ello, y no sólo de curar sino también de prevenir su aparición y controlar los factores de riesgo que inciden en sus complicaciones. Ante una duda razonable sobre su salud, siempre se debe consultar con el médico.


Europa Press
Con información facilitada por:
Dr. Ricardo Gasto Castromil, Jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del hospital Universitario 12 de Octubre.
Dr. Francisco Acín, Jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario de Getafe.






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