¿La isla de San Andrés bajo las aguas?
El 17% de San Andrés, una isla de Colombia situada en el Caribe, podría desaparecer dentro de 50 años a raíz del cambio climático.
Esto, al menos, es lo que señala un informe del gobierno colombiano que comenzó a difundirse para alertar a las autoridades costeras sobre el impacto que tendrá el cambio climático en el país.
El documento indica que si el nivel del mar sube como predicen los estudios, entre 50 y 60 centímetros dentro de cinco décadas, unos 72 municipios de todo el país se verían amenazados de forma constante por el riesgo de mareas externas y alrededor de 4.900 kilómetros cuadrados de costa baja sufrirían inundaciones permanentes.
"El país tiene que comenzar a pensar en estrategias de adaptación y el gobierno está en la obligación de alertar y tomar medidas", afirmó el vicepresidente colombiano Francisco Santos, quien desde hace dos meses recorre la costa del Caribe junto a Ricardo Lozano, director de Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), para identificar problemas y soluciones.
Piloto
El aumento del nivel del mar no sólo provocará la pérdida de territorio en la isla de San Andrés, sino también, como le explicó Lozano a BBC Mundo, "la contaminación de las aguas subterráneas -que abastecen a toda la isla- con aguas salinas".
Para adaptarse a las nuevas condiciones que impone el calentamiento global y que Lozano enfatiza "ya se está sintiendo en Colombia", se ha desarrollado en la isla un proyecto piloto dirigido por el IDEAM, para aprovechar el agua de las lluvias y reducir la dependencia del agua de los acuíferos.
"Unas 25 familias del barrio Ciudad Paraíso participaron en la iniciativa", dice Lozano. "Se cambiaron los tejados de las casas, reemplazándolos por un sistema de canalización que recoge el agua de las precipitaciones" y las lleva a tanques ubicados en los patios. El agua que sobra se deriva a una cisterna comunitaria para ser utilizada en la temporada seca.
"Se trata de un proyecto pionero en la región que suministra el 40% del consumo diario de agua de las familias", le dijo Lozano a BBC Mundo
Colombia, el país "con mayor riesgo"
Pero San Andrés es tan sólo uno de los muchos ejemplos del impacto climático en Colombia.
Según le dijo Lozano a BBC Mundo, ese país es uno de los que más siente la incidencia del calentamiento global en América Latina, por el aumento de la intensidad y presencia de los fenómenos climáticos extremos.
Lozano se refiere en particular a la variabilidad del clima y a los fenómenos meteorológicos extremos como La Niña o El Niño, un evento climatológico que tiene lugar cada entre tres y siete años, que se inicia cuando se calientan las aguas superficiales del Pacífico central y que afecta a todo el mundo.
clic El regreso de El Niño
"El Niño en nuestro territorio se manifiesta en déficit de lluvias en la región andina. Esto afecta los ecosistemas de alta montaña, la economía y el abastecimiento de agua potable", aseguró Lozano.
Y aclaró que Colombia siente más fuerte los efectos del cambio climático que -por ejemplo- países como Perú, Venezuela o Ecuador, por la particular relación que se da en el país entre riesgo y vulnerabilidad.
"Los eventos extremos como El Niño o la Niña se manifiestan en déficit de lluvias en la región andina", dice el director del IDEAM, y justamente allí y en el Caribe "vive el 80% de la población colombiana".
"Si ocurriesen donde no hay población, la amenaza sería alta pero el riesgo sería bajo", acota.
Fresa por papa
Lozano le explicó a BBC Mundo que además del proyecto en San Andrés, hay muchos otros ejemplos de adaptación al cambio climático en el país.
Entre estos proyectos destaca los trabajos de recuperación y protección de las cuencas de agua del páramo de Chingaza, un ecosistema ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes, a una hora y media de Bogotá, "que entrega el recurso hídrico al 25% de la población de Colombia.
"En esa región", añade Lozano, "los habitantes han comenzado a cambiar sus prácticas para administrar el agua de manera más eficiente".
"Por ejemplo", comenta, "han dejado de regar de forma permanente y ahora lo hacen gota a gota, reemplazaron cultivos que necesitan mucha agua como la papa por otros que requieren menos, como la fresa o la mora. También se han plantado árboles en las cuencas degradadas o se deja que se recuperen por sí solas".
Además, añade, se han instalado en zonas de alta montaña "estaciones de meteorología y monitoreo para medir el ciclo del agua y también del carbono, tanto de su emisión como de su captura".
Laura Plitt
BBC Mundo, Medio Ambiente.
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