Relajación progresiva. Una sencilla práctica con multitud de beneficios
En otras ocasiones ya hemos tratado sobre los innumerables beneficios de la relajación. Sin embargo ante las múltiples escuelas y técnicas para practicarla, uno puede llegar a sentirse abrumado y no saber por cual decidirse.
Obviamente cada técnica tiene sus adeptos y cada persona puede sentirse más cómoda practicando un tipo de ejercicios u otros. La premisa para decidirte es realizar siempre el tipo de relajación con el que más cómodo te encuentres.
Hoy vamos a dedicar el artículo a la relajación progresiva; esta es una técnica de relajación de la que se oyó hablar por primera vez en 1929 a un médico de Chicago llamado Edmond Jacobson.
¿Cómo actúa?
La idea central en la que se basa está técnica es la creencia de que las respuestas del organismo a la ansiedad provocan pensamientos y actos que comportan tensión muscular. Es entonces cuando se produce la retroalimentación ya que a su vez, esta tensión muscular es la que provoca que la ansiedad se mantenga o incluso aumente su intensidad. La relajación progresiva se utiliza como una respuesta incompatible en el tiempo con la ansiedad, que manera que con su práctica se bloquea el que esta se mantenga y al mismo tiempo favorece la relajación muscular. Además de la ansiedad y la tensión muscular esta técnica actúa bloqueando gran variedad de síntomas como pueden ser el insomnio, la depresión, la fatiga, la hipertensión, e incluso puede llegar a utilizarse en el tratamiento de fobias leves. El mecanismo siempre es el mismo; se utiliza como respuesta incompatible en el tiempo con cualquiera que sea el síntoma.
Tiempo de entrenamiento requerido:
Puede aprenderse a realizar los ejercicios en una sola sesión, pero para empezar a notar sus beneficios ante los síntomas se necesitara un periodo de entrenamiento comprendido entre una o dos semanas, durante sesiones de unos 15 minutos diarios. A la hora de hablar de cualquier técnica de relajación siempre se estipula que no se realice justamente después de comer o antes de dormir, ya que en el primer caso la digestión entorpece la concentración necesaria para realizar los ejercicios con éxitos y en el segundo caso lo más probable es que nos quedaremos dormidos (esta última pauta se puede obviar si el cometido de practicar los ejercicios es tratar el insomnio).
¿Cómo se practica?:
Este tipo de relajación se practica dividiendo el cuerpo en cuatro grandes grupos de músculos.
Músculos de articulaciones superiores (mano, antebrazo y bíceps).
Músculos de cabeza, cara, cuello y hombros.
Músculos de la zona del tórax, estómago y región lumbar.
Músculos de nalgas, muslos, pantorrillas y pies.
La relajación se va trabajando progresivamente diferenciando entre los cuatro grandes grupos musculares en los que hemos dividido el cuerpo; el ejercicio básico consiste en tensar cada grupo muscular entre 5-7 segundos, para inmediatamente después proceder a su relajación durante 20-30 segundos. El proceso completo hay que realizarlo al completo en al menos dos ocasiones en cada sesión.
La intencionalidad de estos ejercicios es que durante el proceso seamos capaces de diferenciar claramente las sensaciones de tensión y de relajación profunda de todos y cada uno de los músculos de nuestro cuerpo ya que parte de la premisa de que la mayoría de las personas desconocemos cuales de nuestros músculos están tensos de una forma crónica. El objetivo de las sesiones independientemente de conseguir una sensación de relajación corporal es ser capaces de identificar cuales son esos músculos y relajarlos para mejorar así nuestro bienestar y por lo tanto nuestra calidad de vida.
Ya ves que una vez más, se trata de una practica sencilla que si incorporamos a nuestra rutina diaria, nos reportara beneficios de manera casi inmediata.
Zitre.
Etiquetas:
SALUD
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