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Una compañía canadiense destruyó estudios sobre los peligros del tabaco



La tabaquera Imperial Tobacco Canada destruyó en 1992 decenas de estudios realizados por sus científicos que demostraban que el tabaquismo provocaba cánceres y era adictivo, según una investigación publicada en 'Canadian Medical Association Journal' .

La investigación señala que los estudios fueron realizados entre 1967 y 1984 y fueron destruidos para evitar que pudiesen ser utilizados en los juicios que en los años noventa se presentaron contra las tabaqueras en Estados Unidos.

Imperial Tobacco Canada era una filial de la multinacional British American Tobacco (BAT), una de las principales compañías tabaqueras del mundo.

David Hammond, profesor del Departamento de Estudios Sanitarios de la Universidad de Waterloo y responsable de la investigación, señaló que BAT (y otras compañías tabaqueras) "bajo el consejo de sus abogados" instituyeron "una política de destrucción de documentos" especialmente rigurosa en EEUU, Canadá y Australia.

La decisión se produjo después de que en 1989 un juez canadiense diese acceso a las investigaciones científicas realizadas por Imperial Tobacco Canada y BAT.

En una carta fechada en junio de 1992, un abogado de la tabacalera canadiense informó a BAT de que la empresa destruyó copias de 60 documentos (con un total de unos 7 millones de páginas) aunque mantuvo otras copias en las oficinas centrales de BAT en el Reino Unido.

Los investigadores canadienses descubrieron que 40 de los 60 documentos destruidos se referían al efecto cancerígeno y "actividad biológica" de los cigarrillos.

Uno de los documentos, de 1976, indica que BAT realizó investigaciones sobre los efectos del humo de cigarrillos en el cáncer de pulmón, bronquitis, enfisema, enfermedades cardiovasculares y anormalidades reproductivas.

Muchos documentos se refieren a 'Project Janus', una investigación realizada entre 1965 y 1978 para determinar los componentes cancerígenos del humo de los cigarrillos que demostró que el humo provocaba cánceres.

Otros informes señalan que cigarrillos que parecían ser menos dañinos que los convencionales en realidad eran más peligrosos porque los fumadores compensaban el uso de productos con menos nicotina aumentando la cantidad de humo inhalado.

A pesar de que todos estos datos eran conocidos por la compañía, en 1990 la industria tabaquera canadiense se opuso a los avisos sobre el peligro para los no fumadores de la inhalación de humo al considerar "que no existe evidencia creíble o fiable que establezca que el humo del tabaco en el medioambiente constituye un peligro de salud para los fumadores".

En 1996, el consejero delegado de BAT, Martin Broughton, declaró que "no hemos ocultado, no ocultamos ni nunca lo haremos (...), no tenemos investigaciones internas que prueban que el fumar causa cáncer de pulmón u otras enfermedades o, por supuesto, que el fumar es adictivo".

En los últimos días, las provincias de Ontario y Québec han iniciado demandas judiciales contra las compañías tabaqueras para intentar recuperar parte de los costes sanitarios ocasionados por el tabaquismo en los últimos 50 años. Ontario, la mayor provincia del país, ha solicitado 50.000 millones de dólares canadienses (unos 48.500 millones de dólares de EEUU).

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