a medicina logró adelantos durante el siglo pasado que pocos podrían haber imaginado. Aunque la medicina brinda seguridad y salud, no está libre de equivocaciones y tropiezos. En diversas conversaciones hemos podido oír a nuestros abuelos hablar de cómo el cigarrillo era recetado por los médicos o cómo grandes cucharadas de aceite eran el perfecto purgante.
Es evidente que la medicina no es una ciencia exacta, pero también es cierto que en las dos últimas décadas las investigaciones han cobrado un rigor sin precedente y que ahora se están desarrollando avances que son difíciles de creer.
Científicos del pentágono en Estados Unidos desarrollan, por increíble que parezca, sangre artificial. Se trata de un proceso de cultivo que nace a partir de las células del cordón umbilical. Recreando el proceso que hace la médula espinal, estas células se convierten en glóbulos rojos. Por cada cordón umbilical se pueden producir veinte unidades de sangre, que servirían para tres transfusiones. Esto es aplicable sobre todo para los campos de batalla, ya que las donaciones se demoran hasta tres semanas para pasar los exámenes correspondientes para ser apta, y no todos los hospitales militares están ubicados en sitios de fácil acceso.
Además de “cultivar” sangre también han salido a la luz varios proyectos que implican el fácil manejo y proyección de las vacunas. En la Universidad de Miami un grupo de ingenieros desarrolla un programa basado en algoritmos que pueden estabilizar el uso de las vacunas antigripales. Las vacunas no son 100% eficientes por la rápida mutación que tienen los virus.
Por eso este programa trata de disminuir la brecha de mutación al mirar cuáles son las posibilidades de cambio, diseñando virus que sirvan como vacunas, dejando al cuerpo mismo el desarrollo de defensas.
Igualmente, en el instituto de tecnología de Georgia acaban de crear un parche con agujas microscópicas que al ponerse en la piel se disuelve en los fluidos corporales sin causar ningún dolor. Esto no sólo libera a algunos de la dolorosa inyección, sino que también disminuye los riesgos de infección por agujas reutilizadas.
Por último, en el Instituto Wyss de Harvard crearon un microchip que simula el proceso de un pulmón. El pequeño cuadrado, divido en dos por una membrana, ha servido para entender cómo opera el órgano cuando agentes externos entran en juego. La primera cámara contiene células pulmonares mientras que la segunda contiene células capilares. En distintos procesos se ha logrado ver cómo reaccionan las dos cámaras cuando un agente externo es introducido, dando así a los científicos grandes expectativas frente al manejo individual de enfermedades y la posibilidad de dejar de utilizar animales como experimento.
Todos estos avances están a mitad de camino, pero la simple idea o el hecho que se estén desarrollando en algún laboratorio universitario dan grandes esperanzas para el avance de la medicina por medio de la tecnología.
Fuente: BLOG.
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